En 2000 la
industria televisiva se vio afectada por los actores que reclamaban más horas
de pantalla y culpaban a la llegada del
género opuesto al país. Hoy existe un débil equilibrio entre ambos.
Hace once años, la televisión argentina
atravesaba un momento de tensión pura. Los actores más prestigiosos reclamaban
espacio televisivo para desarrollar su
trabajo ya que se vieron afectados ante la llegada del reality show al país y,
sin duda, este planteo generó un revuelo en la industria de la pantalla chica.
Sin embargo, actualmente existe un frágil equilibrio entre la ficción y el
reality que, tanto la audiencia como los profesionales, esperan que no se quiebre.
La detonación de la crisis que sufrió la
televisión comenzó en 2000 de la mano de dos expertas actrices: Soledad
Silveyra y María Valenzuela. Tras la falta de producciones de ficción,
sintieron que era un riesgo profesional y la entrega de los premios Martín
Fierro de ese año fue el momento ideal para dar a conocer su preocupación.
“¡Aguante la ficción!¡Somos actores, queremos actuar!”, gritaron muy eufóricas
Silveyra y Valenzuela durante la ceremonia. Estas frases se convirtieron en un
lema para muchos actores que se vieron reflejados ante el reclamo por la
invasión de los reality shows en la pantalla. "Estuve en esa movida y me
puse el cartel de 'Somos actores, queremos actuar'. Obviamente la actuacion es
lo que sabemos hacer y luchamos por eso. La ficción es algo que tanto nuestra
cultura como la del mundo necesita”, confesó el reconocido actor Boy Olmi que
fue uno de los primeros en adherirse a la protesta.
En 2007, como consecuencia de la
disconformidad de los artistas, la televisión quedó dividida en dos sectores.
Por un lado, los actores que mantenían la postura del lema que implantaron
Soledad Silveyra y María Valenzuela -que no sólo demandaban horas de pantalla
sino que también mejores condiciones de trabajo-, y por otro lado, los
productores televisivos que no lograban ponerse de acuerdo con los requisitos
que exigían los intérpretes de la ficción. Fue tanta la tensión que durante más
de una semana los actores tenían prohibido entrar a los estudios de grabación.
A pesar del incremento de los reality
shows, varios artistas optaron por tomar otros rumbos, como la conducción y
participación en los polémicos realities. Las más criticadas fueron Soledad
Silveyra, que se convirtió en la conductora de Gran Hermano, y María Valenzuela
que también se incorporó al mismo rubro con el programa Buscando a Dios.
Sin embargo, hoy en día hay una frágil
estabilización entre ambos géneros. “La televisión es una industria cíclica y
lo que hoy es equilibrio mañana no lo es. En ese momento puntual en que María
Valenzuela levantó su Martín Fierro pidiendo ficción la situación era crítica.
Hoy está equilibrada, pero nunca es suficiente. Una telenovela le da trabajo a
300 familias y es un generador de exportaciones y de talentos. Debería haber
ficciones también en Canal 9 y en América y así se equibraría la balanza por
estos días”, explicó Laura Ubfal, periodista especializada en medios y
espectáculos.
“Los reality shows son un género menor que
especulan mucho con la capacidad de las personas. Si se los plantea de otra
forma podrían llegar a ser más interesantes, no se los aprovechan”, admitió Boy
Olmi, que sostiene que los realities de hoy no le interesan para nada, aunque
en 2006 participó en Bailando por un Sueño. “Me pude mantener dentro de mi eje
y me divertí mucho. Hoy no creo que volvería a hacerlo”, confesó.
“Todos están ávidos de ver ficción de
diferentes estilos, y por suerte este año hay bastante”, opinó el actor Arnaldo
André que forma parte de la exitosa comedia Los Únicos. El 2011 comenzó con
reality shows en los dos canales más importantes de la pantalla chica. No
obstante, la ficción logró ponerse de pie de la mano de reconocidas productoras
como Pol-ka y Endemol, y ocupa un gran
lugar en la televisión argentina, que en octubre cumplirá sesenta años.
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